Ni brebajes ni conjuros; bastó creer que hay más que lo soñado por mi filosofía para traerlo de vuelta. Regresó de entre los muertos y en sus ojos vislumbré el llanto salvaje ante el cuerpo de Gertudris, la cólera que nada saciaría, el ataque a Fortinbrás recién llegado. En su mirada resplandeció la figura de un monarca sangriento que como bestia reinaría sobre Dinamarca, Polonia e Inglaterra.
Decidí darle un mejor lugar en la tierra y en el cielo, rasgó de nuevo su carne el florete, empujé la copa hacia sus labios. Como él quiso, hoy sabes la historia del dulce Hamlet por mi boca.
Publicado en Químicamente impuro
Decidí darle un mejor lugar en la tierra y en el cielo, rasgó de nuevo su carne el florete, empujé la copa hacia sus labios. Como él quiso, hoy sabes la historia del dulce Hamlet por mi boca.
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