21 junio 2014

Marrullero

Envoltorio de papaya / Marrullero

El mejor lugar para ocultar una hoja es un bosque
Hace una semana instalan en el Senado una Comisión de la Familia y el Desarrollo Humano… bravo, hasta ahí, un reconocimiento a que se haya conformado un organismo que al interior de la Cámara alta coadyuve a elaborar iniciativas o que revise, analice, discuta, convoque expertos para pulir las iniciativas que otros remitan, para eso son las comisiones, ¿no?, por supuesto, paso por alto, los ingresos extra que obtiene un legislador por presidirla, el presupuesto que se asigna, la burocracia que genera, digamos que acepto las reglas del juego con que los representantes populares venden a la ciudadanía que están trabajando por nosotros.
Cuando el senador panista José María Martínez Martínez rindió protesta como presidente de esa Comisión, no me sobresaltó su intrincado discurso, repleto de alusiones a la importantísima tarea que buscaría cumplir a través de su cargo, sobre todo, luchar para que en el Distrito Federal no se permitan los abortos; eso es lo que me quedó en claro en primera instancia.
Menos suspicaz que otros lectores, no leí en su intervención una cruzada contra los homosexuales, ni para evitar la adopción de niños por parejas del mismo sexo, ni contra las sociedades de convivencia; creí que el único interés de Martínez Martínez era el DF, que como él mismo dijo “ha ido más allá, ha ido incluso a través de modas, tendencias, tratando de adoptar este modelo de familia, sin que ello nos signifique a la mayoría de los mexicanos”. Enredado en su verborrea, el senador no clarificó a qué se refería con “familia”, se fue por las ramas del bonito lenguaje que emplean los más conservadores para definir lo que ellos creen que es familia, que según él “debe entenderse como esa comunidad perfecta, esa escuela de solidaridad y de amor, esa escuela de ciudadanía, debe entenderse con la misma sociedad, es aquí donde construimos a ciudadanos de valor y con valores”, y bla bla bla, el mismo discurso biempensante de los intolerantes que se llenan la boca llamándose pro vida, descalificando a quien piensa diferente calificándolo de pro abortista, eso que arrean del catecismo a la plaza pública a niños y jovencitos con pancartas de imágenes trucadas para evidenciar que son unos criminales quienes eligen sobre su cuerpo.
Pero eso es el PAN, ¿no? Además, la instalación de la Comisión había sido a la luz del día, sin acuerdos lo oscurito y siguiendo los protocolos enredadísimos del Senado, pero bien dice Borges en El libro de arena que el mejor lugar para ocultar una hoja es un bosque.

Por la boca muere el pez
Por lo anterior y, reitero, menos suspicaz, no me dejó de llamar la atención que de inmediato surgieran críticas a la creación de una Comisión que, según varios sitios informativos en internet, tenía un propósito homofóbico. Revisé el discurso, no encontré esa intención, pero el activismo cibernético ya se había desatado. La sola presencia de un personaje como Jorge Serrano Limón en la toma de posesión de Martínez Martínez me debió hacer sospechar, pero sigo creyendo que es una obligación verificar la información antes de hacer cualquier cosa, es lo último que nos queda.
Exigir la disolución de la Comisión con base en el discurso del panista, me parecía no sólo exagerado sino penoso, como el infundio de López Obrador al insinuar a través de un tuit que Peña Nieto está enfermo y por eso debe renunciar, o que se ha extinguido una especie rarísima de manatí morado por culpa de alguna empresa trasnacional, o que Carmen Salinas fue nombrada embajadora de la educación, o que a la selección de futbol de México se le van a quitar puntos porque sus aficionados gritan puto al portero… Ni modo, creo que es mi derecho y obligación verificar las fuentes, incluso cuando las sentencias marrulleras tocan las fibras íntimas de mis convicciones personales, no veo otro camino que pensar, para mí eso es verificar.
Afortunadamente, mi falta de suspicacia la suplo con el talento de los otros, eso se debe agradecer a la multiplicación de las fuentes de información. En su programa En 15 en Milenio Televisión, Carlos Puig confrontó a José María Martínez Martínez con sus dislates, y en una lección de periodismo acerca de cómo se realiza una entrevista incómoda, puso en evidencia al senador (aquí el enlace: http://bcove.me/lb44kz5o ); ahí, altanero el presidente de la Comisión de la Familia y el Desarrollo Humano mostró toda su homofobia e ignorancia en unas cuantas frases, sí, marrulleras, de esas que intentan ocultar todos los defectos a través de venderse como un dechado de tolerancia, presumió: “yo respeto profundamente a los homosexuales y también a las mujeres y tengo la fortuna de tener amistades que son homosexuales”… así. ¿es necesario agregar más?
El senador lo hizo, para rematar, el panista, en el afán de abrogarse la razón y defender el modelo de familia, la vida y las buenas costumbres, se hundió por completo cuando Carlos Puig le preguntó si ¿una pareja de hombres casado, que adoptan, son una familia?, Martínez Martínez contestó rotundamente: No, pues cree que una pareja homosexual afecta la “identidad de género de los niños”… Así.
A través de Change.org más de 14 mil personas apoyaron la solicitud de tres familias de la comunidad lésbico-gay y transgénero para que la Junta de Coordinación Política del Senado inicie la disolución de la Comisión de la Familia y el Desarrollo Humano, al considerar que ésta se ha postulado en contra del aborto y de familias homoparentales, la consigna fue “No somos moda, ni vehículo reproductivo. Las familias homoparentales y las mujeres tenemos derechos”. Tienen toda la razón, el riesgo es que ese ciberactivismo se quede en nada, pues el Senado puede no aceptar esas miles de opiniones en contra de Martínez Martínez.
Regreso a las reglas del juego, eso es con lo que me quedo y con la necesidad de verificar, que es una forma de pensar. Creo que no se puede quedar así, que esas muestras de ignorancia, intolerancia, no deben representarnos en el Senado. Hay necesariamente otro paso, vale la pena darlo.

Coda
Pensar da miedo, lo sé, lo ha dicho mejor que yo, con más tino y profundidad, me permito la extensa cita:
Los hombres temen al pensamiento más de lo que temen a cualquier otra cosa del mundo; más que la ruina, incluso más que la muerte.
 El pensamiento es subversivo y revolucionario, destructivo y terrible. El pensamiento es despiadado con los privilegios, las instituciones establecidas y las costumbres cómodas; el pensamiento es anárquico y fuera de la ley, indiferente a la autoridad, descuidado con la sabiduría del pasado.
Pero si el pensamiento ha de ser posesión de muchos, no el privilegio de unos cuantos, tenemos que habérnoslas con el miedo. Es el miedo el que detiene al hombre, miedo de que sus creencias entrañables no vayan a resultar ilusiones, miedo de que las instituciones con las que vive no vayan a resultar dañinas, miedo de que ellos mismos no vayan a resultar menos dignos de respeto de lo que habían supuesto.
¿Va a pensar libremente el trabajador sobre la propiedad? Entonces, ¿qué será de nosotros, los ricos?
¿Van a pensar libremente los muchachos y las  muchachas jóvenes sobre el sexo? Entonces, ¿qué será de la moralidad? ¿Van a pensar libremente los soldados sobre la guerra? Entonces, ¿qué será de la disciplina militar?
¡Fuera el pensamiento!
¡Volvamos a los fantasmas del prejuicio, no vayan a estar la propiedad, la moral y la guerra en peligro!
Es mejor que los hombres sean estúpidos, amorfos y tiránicos, antes de que sus pensamientos sean libres. Puesto que si sus pensamientos fueran libres, seguramente no pensarían como nosotros. Y este desastre debe evitarse a toda costa.
Así arguyen los enemigos del pensamiento en las profundidades inconscientes de sus almas. Y así actúan en las iglesias, escuelas y universidades.
Bertrand Russell, de Principios de reconstrucción social.


@aldan
Publicado en La Jornada Aguascalientes

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