07 enero 2008

Reconciliación

acaso nos veremos al otro lado de las cosas
pulverizados por el tiempo y a punto
de entenderlo todo y olvidarlo todo

levantarás como siempre la mano
izquierda con aquel gesto (mitad adiós mitad
saludo) tu seco ceño junto
en una honda comisura
donde nunca anidó pero rondaba la esperanza

caminábamos recuerdo caminábamos
con la incandescencia de la juventud o de algo a punto de desaparecer
como el sol árido y breve del altiplano en el invierno
sol deslumbrante pero incapaz de derretir la nieve
y sólo caminábamos para llenar ese sepulcral silencio de pasos
pues nuestros huesos pesados de edades o tal vez simplemente de ordinario adentrado dolor nos llevaban
por los extremos los extraviados caminos
en busca de una imagen genuina
un ámbito que nos vertebrara de verdades

y caminábamos y caminábamos
como si bajo los pies la tierra obedeciera a una
lucha íntima
a una laboriosa lectura de su indiferente polvo
a golpe de huellas
porque en cada paso leíamos el vestigio
de un sueño que se acorta
como este primer día del otoño de otro siglo en que transcribo
lo que supongo una carta por demás demorada
remitida a nosotros (los de entonces) los casi adolescentes espectros
desvelados por las voces de lo venidero

acaso coincidiremos un día al fin
no en el camino sino en el ritmo de los pasos
y nos perderemos luego
cada uno por su ruta
cada uno con su mapa

Jorge Fernández Granados,
Principio de incertidumbre

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