28 agosto 2012

Gracias / Perdón por intolerarlos

Perdón por intolerarlos 
Gracias

El último encuentro de Sándor Márai, es un hermoso y tenso tratado sobre la amistad, narra el enfrentamiento entre Henrik y Konrad, quienes alguna vez fueran mejores amigos y en su vejez cumplen una cita con las armas del odio cargadas por un acto que los marcó en el pasado y los hace cambiar para siempre, al grado de refugiarse durante décadas en el rencor, perfeccionando el reproche, esperando el momento de cobrar venganza. La novela se va hilando a través de constantes flash backs que permiten al lector ir acumulando datos y hechos para reconocer por qué es tan dolorosa la separación entre estos dos amigos.

En los capítulos iniciales, Márai narra distintos episodios entre Henrik y Konrad, el crecimiento de esta amistad, cuenta por ejemplo, de una noche en que salen a beber y termina ese capítulo así: “Fue un momento de felicidad, de inconsciencia, un momento rebosante de vida. Acompañaron a su casa a la bailarina sin decir palabra, la despidieron en el patio ruinoso con un beso en la mano. Veronika. Y Angéla, con los caballos. Y todas las demás con flores en los cabellos, bailando en círculo, dejando tras de sí tan sólo sus cintas, sus cartas, sus flores, sus guantes. Aquellas mujeres llevaron el éxtasis del primer amor a la vida de ambos, con todo lo que el amor significa: deseos, recelos y una soledad desgarradora. Al mismo tiempo, más allá de las mujeres, de los distintos papeles, más allá del mundo, se vislumbraba un sentimiento más fuerte que ningún otro. Un sentimiento que tan sólo los hombres conocen. Se llama amistad”.

No me es posible hallar mayor coincidencia con el escritor húngaro, creo como Márai que la amistad es “un sentimiento más fuerte que ningún otro”, que pocas cosas en el mundo pueden provocar emociones, lazos, pasiones, como la amistad. Yo desde ahí escribo, desde la complicidad con la gente a la que amo y me corresponde.

Acompañando La Jornada Aguascalientes de ayer, se publicó el número 59 de guardagujas, ya alcanzamos tres años, y en el recuento, no puedo más que ver la edición de esas páginas como un ejercicio constante de la amistad, eso considero que es el trabajo de edición del suplemento (del que soy responsable junto con Joel Grijalva). Repito la formula: Yo desde ahí edito, desde la complicidad con la gente a la que amo y me corresponde.

Con esta larga introducción intento dar sentido al “gracias” con que titulo esta última entrega de “Perdón por intolerarlos”, sirva también como introducción al párrafo siguiente, las palabras con que Octavio Paz recibió el Nobel y que son, por su significado, un caballito de batalla en mi vida porque explica lo que “gracias” significa:

“Es una palabra que tiene equivalentes en todas las lenguas. Y en todas es rica la gama de significados. En las lenguas romances va de lo espiritual a lo físico, de la gracia que concede Dios a los hombres para salvarlos del error y la muerte a la gracia corporal de la muchacha que baila o a la del felino que salta en la maleza. Gracia es perdón, indulto, favor, beneficio, nombre, inspiración, felicidad en el estilo de hablar o de pintar, ademán que revela las buenas maneras y, en fin, acto que expresa bondad de alma. La gracia es gratuita, es un don; aquel que lo recibe, el agraciado, si no es un mal nacido, lo agradece: da las gracias. Es lo que yo hago ahora con estas palabras de poco peso. Espero que mi emoción compense su levedad. Si cada una fuese una gota de agua, ustedes podrían ver, a través de ellas, lo que siento: gratitud, reconocimiento”.

Mis amigos saben quiénes son, para ellos estas líneas, para ellos me cobijo en el agradecimiento con que editorializamos la entrega de ayer del guardagujas y con que hoy despido esta columna porque el cargo que desempeño en La Jornada Aguascalientes le resta un poco de sentido al propósito de intolerar semana a semana a los lectores con una entrega de este tipo. Para escribir lo que ahora puedo y quiero comunicar a mis amigos, otra tendrá que ser la designación, otro el propósito.

En esta pausa, siempre gracias, pues. Nos leemos.

Publicado en La Jornada Aguascalientes (27/08/2012).

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