05 abril 2014

Decálogos



Envoltorio de papaya

Decálogo
El redactor en jefe de la revista Replicante, Rogelio Villarreal, participó en la Primera Jornada de Periodismo y Comunicación Pública ITESO, en su muro de Facebook contó que en la mesa sobre ética y periodismo hizo mención de dos frases del decálogo de Miguel Ángel Granados Chapa y compartió los diez puntos; de ahí los tomo:
1. Nunca escriba o diga algo de una persona que no se le pueda decir a la cara.
2. Combata la ambigüedad: no insinúe, no exagere, no minimice. Elija una postura y defiéndala. Un juicio no depende de la complicidad del lector sino del apego a la verdad.
3. Use las palabras precisas, no sólo por la riqueza del lenguaje sintético sino para lograr exactitud en lo que uno quiere decir.
4. Evite los lugares comunes, la vulgaridad y la falsa familiaridad con los entrevistados.
5. Construya su propia opinión, aunque no coincida con los demás, y sobre todo, si coincide con los demás.
6. No se ponga usted mismo en el centro de la noticia.
7. No haga juegos de palabras ni sorna con el nombre o la apariencia de una persona. 
8. No aspire a recompensas materiales, no acepte regalos que puedan significar un soborno, ni siquiera los más pequeños. Hay que practicar una extremada ambición ética, aunque parezca una soberbia de la virtud.
9. Considere los fenómenos en su larga duración y en toda su anchura.
10. Encuentre el camino o hágalo.
Decálogo de Miguel Ángel Granados Chapa (compilado por su hijo Tomás Granados e incluido por Omar Raúl Martínez en Semillas de periodismo, Monterrey: UANL, 2011).


Otro decálogo
1. Nada es off the record. La actitud es: martillo y tenazas, y que Dios se apiade del que se ponga en tu camino.
2. Algunas cosas tienen que ser off the record. Si eres un chismoso indiscreto nadie te va a contar nada.
3. La única hora para llamar a un político es bien entrada la noche, muy tarde. Si quieres respuestas, pregúntales cuando estén muy cansados, borrachos o sin fuerzas.
4. Mientras no les debas nada, serás peligroso. Recuerda que una vez que seas parte del club, ya te tienen.
5. Llevar una insignia de la policía en la cartera ayuda mucho.
6. Nunca dudes en utilizar la fuerza. La fuerza resuelve problemas e influye en la gente.
7. Ser periodista es un buen trabajo, te permite beber con periodistas y no hay que levantarse por la mañana.
8. Nunca des marcha atrás y reescribas mientras estás trabajando. Sigue como si fuera definitivo.
9. Si no hay ninguna historia y quieres ir en la puta portada ¡será mejor que te las apañes para conseguir esa historia! Ya sabes: “no hubo disturbios hasta que provocamos uno”.
10. Hay que sentirse un poco agobiado para empezar a escribir. Se escribe mejor con la presión de un plazo de entrega demencial. La única verdad es que no hay artículo a menos que lo escribas.
Estas diez máximas son de la autoría de Hunter S. Thompson y están incluidas en El Último Dinosaurio (Gallo Nero editorial. Traducción de Teresa Lanero y prólogo de Chus Neira). El decálogo del padre del periodismo gonzo hay que tomarlo de quien viene, pero no pude evitar citarlo porque una mala lectura del trabajo de Thompson se emplea como “argumento” cuando al periodista se le pide el sexto punto del decálogo de Granados Chapa, ese sí, un argumento sin comillas: jamás el periodista debería ser el centro de la noticia; y, lamentablemente, ahora que está de moda colocarle etiquetas al periodismo, adjetivarlos como alternativo, ciudadano, border y un largo etcétera, se olvida con facilidad que más allá de la técnica narrativa, de la forma de abordar los hechos y la investigación que se realice, el periodista no tiene que ser la noticia. Se busque por donde se busque, quien cuenta no es el hecho noticioso.

Tercer decálogo
Otros diez principios, ahora de la UNESCO, que con el propósito de elaborar un código universal de ética periodística reunió a un comité consultivo para, en 1938, aprobar estos diez postulados (son más extensos, elaboro una síntesis de cada uno):
Principio
I. El derecho de la gente a la información veraz.
II. La dedicación del periodista a la realidad objetiva.
III. La responsabilidad social del periodista, entender la información como bien social y no como un producto.
IV. La integridad profesional del periodista.
V. Promoción del acceso del público a la información y a su participación en los medios.
VI. Respeto a la intimidad y a la dignidad humana.
VII. Respeto por el interés público.
VIII. Respeto por los valores universales y la diversidad de culturas.
IX. Compromiso ético del periodista para abstenerse de justificar las guerras, la carrera armamentista y toda forma de violencia, odio o discriminación
X. Promoción de un nuevo orden de información y de comunicación mundial.

No más héroes, por favor
El título de la canción de Jaime López, “No más héroes, por favor” resume le necesidad de citar estos decálogos. Si ante los hechos se divide la información entre héroes y villanos, no sólo se pierde objetividad, sino que además se polariza a la opinión pública e invariablemente se le niega al lector la oportunidad de participar, de pensar, no se le deja más salida que tomar partido.
Uno de los riesgos de esa polarización entre héroes y villanos, es que siempre hay una víctima y la inmediata defensa del agredido puede cegar. En el caso reciente de la difusión de un reportaje de MVS Noticias en el espacio informativo de Carmen Aristegui, la exhibición de cómo Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre usaba recursos públicos para la contratación de asistentes y edecanes para su satisfacción sexual, puede ser un ejemplo de cómo el afán de villanizar a una figura que ha cometido un delito, puede voltearse y convertirlo en el “bueno” de la historia.
Me queda claro que no hay humor sin víctima, la reacción de la opinión pública hacia el exdirigente del PRI en el DF, lo ha convertido rápidamente en el blanco de las agresiones, pero no se le ataca por el abuso de poder ni por los excesos, se embiste contra Gutiérrez de la Torre calificándolo de naco, moreno, gordo, se le compara con Jabba the Hut, se hace referencia a que es hijo de El Rey de la Basura aunque él ya no esté relacionado con el negocio de la pepena… Las caricaturas y comentarios sobre el priista dejan a un lado los hechos por los que se le debe investigar para centrarse en su aspecto físico. Nuestro racismo en todo su esplendor. ¿Quiénes son los héroes, quiénes los villanos?
Señala Bergson que para la risa es necesaria cierta insensibilidad, apartarse de lo emocional para entonces soltar la carcajada, y así incluso lograr burlarnos de aquellos a quienes queremos o de la peor de las tragedias… Esa insensibilidad, a veces, es un cerrarse al mundo, tirar el golpe sin mirar a quién. De seguir los ataques clasistas a quien fuera dos veces diputado federal y asambleísta en el Distrito Federal, cabe la posibilidad de que se termine convirtiéndolo en un mártir. ¿Y los delitos?, ¿y las verdaderas víctimas?

Coda
Reitero, en esta historia no hay héroes ni villanos, sólo mucha gente riéndose. Las carcajadas son tan festivas, tan contagiosas, que se corre el riesgo de ya no saber cuál era el chiste.

@aldan



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