20 septiembre 2009

Perdón por intolerarlos: los descuentos y la soberbia (2/3)

Perdón por intolerarlos
Los descuentos y la soberbia (1/3)



Al realizar el primer anuncio de la “especie de paros técnicos”, el Secretario de Gobierno, Juan Ángel Pérez Talamantes, tenía claro que ese tipo de medidas no pueden implantarse en la esfera gubernamental, por eso intentó suavizar el golpe señalando que se buscaría el “consentimiento de algunos servidores para que descansen sin goce de sueldo” (La Jornada Aguascalientes, julio 30), días más tarde el consentimiento se transformó en imposición y el algunos en una medida inmoral que abarca a todos los servidores públicos.

Inmoral y no ilegal porque como nadie puede ser obligado a dejar de recibir su salario, el gobierno de Aguascalientes se cubrió legalmente haciendo pasar el descuento por licencias sin goce de sueldo.

Tres artículos (del 63 al 65) del Reglamento interior de trabajo de la Administración Pública Estatal regulan este tipo de licencias sin goce de sueldo, en ellos se establece que los días de permiso no se contabilizaran como días efectivos laborados, por lo que afectarán el cálculo del aguinaldo y vacaciones, es decir, no se afectará únicamente la compensación diaria; pero eso qué importa, se alcanzará un ahorro de 30 millones de pesos. Así lo declara Florentino Reyes Berlie, titular de la Secretaria de Gestión e Innovación, quien señala que para reducir el gasto corriente del gobierno del Estado, los trabajadores en todos sus niveles contribuirán con uno y hasta 22 días de salario, conforme a su categoría y percepción económica. Ante la falta de imaginación y capacidad para manejar el presupuesto (por decir lo menos) se exige “tranquilidad y confianza” a los trabajadores, pues sus derechos serán respetados.

Liberado de la acusación de ilegal por reducir arbitrariamente el salario de sus trabajadores, el gobierno se dedica a imponer la medida obligando a que todos firmen tres documentos. El primero de ellos la “Solicitud de licencia sin goce de sueldo”, un machote a los que el servidor público agrega sus datos y firma debajo de las siguientes frases: “Por este conducto me permito solicitar tenga a bien AUTORIZARME UNA LICENCIA SIN GOCE DE SUELDO” y remata, con humildad, suplicando que “Por lo anteriormente señalado manifiesto que de autorizarse el permiso solicitado por este medio, manifiesto que al termino del mismo me incorporaré a mis labores en la forma y términos como venía prestando mis servicios”.

Los otros dos documentos que han obligado a firmar a los trabajadores se relacionan con las cuentas de ahorro para el retiro, una maniobra para que no resientan la gravedad del descuento en diciembre, primero se otorga una “Autorización descuento salarial para aportación a la subcuenta voluntaria del ahorro para el retiro del ISSSSPEA”, con la que se acepta un descuento de 15 días del total de sus percepciones brutas, del 16 de agosto al 30 de noviembre y con la siguiente frecuencia: dos días a partir de la segunda quincena de agosto hasta la primera de noviembre y tres en la segunda quincena de noviembre. El último escrito es una “Solicitud de devolución de aportaciones a la subcuenta voluntaria del ahorro para el retiro del ISSSSPEA”, para que en la segunda quincena de diciembre le sean reintegradas la totalidad de sus aportaciones voluntarias acumuladas. El retorcido mecanismo de compensación más que una burla constituye una perversión con la que se cuida la espalda de una posible demanda.

Desde afuera es simple criticar de agachones a los miles de burócratas que han aceptado la humillación de solicitar voluntariamente ese robo. ¿Cómo es que no se rebelan, cómo es que no exigen sus derechos? La narración de una de las asambleas en las que se informó de los descuentos, puede ayudar a la respuesta: el dirigente sindical pide a los trabajadores reunidos que levanten la mano los que quieran que le descuenten el sueldo, muy pocos son los convencidos de que la medida impuesta por el gobierno de Luis Armando Reynoso puede ser benéfica y alzan el brazo. El dirigente da el tiempo suficiente para que a ojo de buen cubero se haga el recuento de votos, enseguida pregunta: ahora, que levanten la mano los que quieran ser despedidos. Nadie levanta el brazo, nadie.

Quizá la respuesta está en esta viñeta: indignado por la medida, un trabajador no sindicalizado, anuncia que prefiere renunciar antes de seguir soportando la humillación, acude a hacer los trámites correspondientes, no tarda en regresar a su lugar, entra furioso a su oficina, al borde del llanto, de ese con que el coraje desborda los lagrimales. Al fin estalla: 67 mil pesos, eso es lo que valgo para este gobierno, 67 mil pesos, mis quince años de trabajo para eso alcanzan. ¿No te gusta?, te liquidamos, fue lo que le dijeron.

Otro caso, ella tiene varios años trabajando para el gobierno estatal, ha sobrevivido los cambios de sexenio, recuerda la entrada del gobierno de Luis Armando Reynoso como la más salvaje. Ella mantuvo el puesto a pesar de haber colaborado con la administración anterior, que era considerado peor que ser del partido contrario, su cargo está un rango debajo de jefe de departamento, aunque para conservar su trabajo cumple con las tareas de dos puestos, el de ella y el de uno al que corrieron por no ser fiel a Luis Armando o no afiliarse al PAN, nunca se sabe. Así que tiene las responsabilidades de un jefe pero el sueldo es menor, al momento de firmar los documentos le informan que pide voluntariamente que le descuenten el máximo de días: 15. ¿Qué son tres mil pesos?, le dicen. Ella no responde, hace cuentas, esa es la cantidad con que paga los gastos diarios y la escuela de sus hijos, calcula qué es lo que deberá de dejar de pagar, de dónde los va a obtener. ¿Tres mil pesos? No es nada, eso es lo que vale una de las televisiones que el gobierno de Aguascalientes tiene en cada habitación de su hotelito (Hostal La Catrina se llama), mismo que cuando el gobernador tiene fiesta manda a vaciar para dar cabida a sus invitados especiales, ese que está en la calle Alejandro Topete del Valle, cerquita de Expoplaza, con habitaciones siempre disponibles para cuando a Luis Armando se le ofrezca. ¿Tres mil pesos?, poca cosa, ¿cuánto cobra Raúl Di Blasio por amenizar un cumpleaños?

Todo es voluntario, de hecho, hay quienes se han negado a firmar, igual no importa, el descuento les ha de llegar. ¿De qué podrían quejarse los burócratas?, nadie ha sido amenazado, ¿o es posible considerar amenaza la declaración de Reyes Berlie?: “cuando un trabajador manifieste su inconformidad sobre esta aportación de días salario, entonces se someterá a un análisis y si su desempeño o trabajo no es indispensable y sobre todo, de calidad, pues entonces se prescindirá de sus servicios”.


Publicado en La Jornada Aguascalientes (20/09/09)

1 comentario:

nacho dijo...

Edilberto: te he enviado varios correos sin respuesta... Sigue en pie lo del Festival de la Palabra en Hermosillo, 23 y 24 de octubre... Contamos con tu participación, puedes presentar Guardagujas en la mesa de Revistas literarias o dar una charla sobre crítica literaria en México. ¿Qué nos dices?
saludos... nacho mondaca

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